¿Por qué no me acuerdo?

Resumen

¿Por qué no me acuerdo? Podemos tomar conciencia del olvido porque otra persona que sí recuerda nuestro asunto olvidado nos lo haga percibir, evocándolo, por ejemplo. Olvidamos porque primero hemos almacenado una información que la hemos podido codificar y recuperar posteriormente. El funcionamiento de la memoria tiene complejidad; existen varios tipos de memoria humana: memoria explicita, memoria implícita, memoria episódica, memoria semántica, memoria procedimental. Si el olvido es por causa orgánica puede pensarse en una intervención de rehabilitación cognitiva. Cuando el olvido no es por causa orgánica, se entiende que es emocional. Podemos olvidar lo que nos hace sufrir, de alguna forma. La atención psicoterapéutica puede contribuir a la recuperación del recuerdo perdido.

A veces nos ocurre que no tenemos recuerdo de alguna situación vivida en el pasado, remoto o reciente. Caemos en la cuenta por medio, por ejemplo, de comentarios de alguien que sí mantiene el recuerdo de esa situación. Entonces es cuando nos preguntamos, ¿por qué no me acuerdo?

El proceso de recordar.

Para que podamos recordar, primero, hemos tenido que adquirir conocimiento de lo que tratamos de evocar. Hemos tenido que registrar la información que sea y codificarla. Obviamente esto es posible gracias a nuestra mente. El proceso de recordar forma parte de nuestras capacidades cognitivas. Ni que decir tiene que, los seres humanos, no somos los únicos seres vivientes que tenemos memoria. Muchos seres vivos también la tienen, sin embargo, no de la calidad de la memoria humana.

La codificación de la información nos permitirá, precisamente, almacenarla. Proceso indispensable, el almacenamiento, para poder recuperar la información adquirida y guardada. De acuerdo con las posibilidades de nuestra subjetividad, podremos codificar la información registrada por la vía tanto de la percepción como de la interpretación. Por las percepciones que nos otorgan nuestros sentidos (vista, oído, olfato, gusto, tacto) y por la interpretación subjetiva que atribuiremos a la situación que sea. O sea, la significación emocional con la que viviremos aquella situación concreta.

Estas vivencias, experiencias, situaciones de la vida real, percibidas por nuestros sentidos e interpretadas emocionalmente, podrán ser almacenadas en nuestra memoria. Guardadas en nuestra memoria, en condiciones normales, podrán ser evocadas en un momento posterior.

La memoria.

La memoria, propiamente, es el proceso de almacenamiento de la información. Gracias a que la información se almacena puede ser recuperada. Si no tuviéramos memoria, si no pudiéramos guardar la información, no podría recuperarse posteriormente. Es más, si no tuviéramos memoria, no podríamos reconocernos ni a nosotros mismos; no sería posible la identificación personal. La memoria nos permite recuperar la información, no sólo sobre lo que vivimos, sino sobre lo que nos configura a nosotros mismos. Haciéndolo, nos reconocemos a nosotros mismos como a los mismos seres de ayer y de hoy.

Los expertos consideran que la memoria está caracterizada por tres procesos diferenciados: memoria inmediata, memoria a corto y memoria a largo plazo. Se considera que aquellas informaciones relativas al momento presente que comprometen los procesos de percepción, atención y conciencia se guardan en la memoria inmediata. La información referida a momentos recientes se guarda en la memoria a corto plazo. Por el contrario, la información relativa a momentos pasados ​​se guarda en la memoria a largo plazo.

La memoria a largo plazo guarda mucha información, muchos datos, así como información muy alejada del momento actual incluso de muchos años. La memoria a largo plazo por su complejidad, por la densidad de las informaciones que puede acumular, es considerada desde varios vértices. Forman parte de ella las memorias episódica, semántica, procedimental, emocional, explícita o declarativa e implícita o no declarativa.

La memoria explícita.

La memoria explícita hace referencia a esa información basada en objetos y hechos. Siempre compromete la conciencia, así como la voluntariedad. Para recuperar la información que acumula la memoria explícita es necesaria voluntad y conciencia. Por eso también se le llama declarativa. La memoria explícita remite a lo que un sujeto declara en su evocación.

La memoria episódica.

Por memoria episódica se entiende el sistema mnésico que codifica, almacena y recupera datos que se han producido en el espacio y el tiempo, en el pasado. A nivel cerebral la memoria episódica supone el funcionamiento a la vez del córtex prefrontal, las estructuras del lóbulo medio temporal, del hipocampo y de la amígdala (Eichenbaum, 2017).

La memoria episódica facilita la creación de predicciones a partir de las informaciones que dispone de experiencias únicas, vividas en el espacio y el tiempo. La creación de nuevas inferencias que orienten la conducta adaptativa en el presente o futuro inmediato a partir de los datos registrados.

Dentro de la memoria episódica están, la memoria de contenido, referida al suceso de un evento, y la memoria de fuente, referida al contexto del evento. Esta memoria de fuente implica el manejo de la información espacial, temporal, emocional y perceptiva. (Cooper, Greve y Henson, 2017)

La memoria semántica.

La memoria semántica contiene los conocimientos sobre el mundo; incluye los conceptos, vocabulario y reglas y fórmulas para su correcto uso. Contiene el sistema semántico sensorial, que procesa la información de origen perceptivo, y el sistema semántico funcional, que procesa la información referida a los objetos.

La memoria procedimental.

La memoria procedimental acumula el conocimiento de los procedimientos referidos a habilidades, destrezas y prácticas que la persona ha adquirido a lo largo de los años. Esta memoria facilita el aprendizaje mecánico de las habilidades que sea por lo que su evocación no requiere del concurso de la voluntad consciente.

La memoria implícita.

La memoria implícita, tiene carácter automático o reflejo y tanto su formación, como su evocación no dependen de la conciencia o de los procesos cognitivos. Desde la perspectiva del psicoanálisis relacional se ha conceptualizado lo implícito como lo no verbal y no consciente. Así, la memoria implícita incorpora el funcionamiento de la memoria procedimental añadiendo contenidos emocionales. Se considera que en toda interacción humana existe una dinámica implícita que es inconsciente y que está basada en los afectos. Esta dimensión implícita permite la lectura corporal del otro y leer sus estados emocionales e intencionales.

La memoria implícita almacena tendencias del procesamiento implícito de la información emocional basada en experiencias reiteradas en interacciones implícitas con otros emocionalmente significativos. Por tanto, tiende al procesamiento implícito de la información emocional actual en función de las experiencias afectivas y relacionales repetidas previamente. La memoria implícita detecta ciertos patrones relacionales implícitos predecibles de acuerdo con la historia emocional categorizándolos como seguros o inseguros en el nivel implícito.

Sin embargo, el conocimiento relacional implícito también permanece abierto a nuevas interacciones de otro signo emocional, merced a la plasticidad cerebral. Este hecho de apertura a otras posibilidades, si se da en forma reiterada, puede descomprimir, diversificar y enriquecer la dinámica relacional adquirida tempranamente. Y ampliar la memoria implícita.

Neurofisiología de la memoria.

La memoria nos es posible gracias a que tenemos un órgano específico que es el cerebro. Sin cerebro, sin su funcionalismo, no sería posible la memoria humana y tantas otras funciones. Las estructuras cerebrales relacionadas con la memoria son el hipocampo, el tálamo, la amígdala del lóbulo temporal, los cuerpos mamilares y el cerebelo. Los neurotransmisores que desempeñan un papel más relevante son la acetilcolina, la dopamina y la serotonina.

El hipocampo, que está muy relacionado con el aprendizaje, y en la adquisición, pues, de nueva información, está relacionado también con la memoria explícita. Es la estructura cerebral responsable de la transferencia de la información de la memoria a corto plazo hacia la memoria a largo plazo. Sin embargo, la memoria implícita sigue otra vía de almacenamiento, más específica, que es la vía AMPc-PKA-MAPK-CREB (nucleótidos, enzimas, proteínas responsables en la transmisión génica).

¿Por qué no me acuerdo?

Cuando nos planteamos la pregunta por qué no me acuerdo entra en juego una cierta conciencia, una acción cognitiva voluntaria. Si consideramos que el olvido de la información que sea es por causa de deterioro orgánico, si es posible, debería implementarse una rehabilitación cognitiva. Ésta sería una tarea de un perfil de psicólogo concreto: el del neuropsicólogo. Pero cuando no se presume ningún deterioro orgánico y se creen conservadas las capacidades cognitivas, se puede considerar que el olvido sea por causa emocional.

mujer boca tapada

¿Qué puede moverse en la mente de la persona que ha olvidado un recuerdo que tenía? ¿Por qué lo tenía y ahora no lo tiene? Desde el psicoanálisis se cree en los movimientos psíquicos emocionalmente inconscientes como determinantes de los cambios en los estados mentales. Se construye la interpretación de que la mente humana busca conservar el bienestar mental y reducir lo que es motivo de sufrimiento. Una explicación plausible, pues, sería que el olvido –por causa emocional– es una forma de preservarnos de la frustración. La versión popular de esta interpretación es la que condensa la máxima: lejos de los ojos, lejos del corazón. U otra versión: de lo que los ojos no ven, el corazón no se duele.

Elvis Presley tiene una canción cuyo título “I Forgot To Remember To Forget” expresa esta intencionalidad del olvido como protector del sufrimiento. https://www.youtube.com/watch?v=HaqjSCx_3uw&ab_channel=1wolfiesLady

¿Psicoterapia para recuperar el recuerdo?

La psicoterapia, como relación de ayuda psicológica que es, al trabajar las emociones que generan sufrimiento mental, puede colaborar en la recuperación de los recuerdos. El proceso psicoterapéutico puede ampliar la comprensión que el paciente tiene de sí mismo al trabajar, en una y otra sesión, los conflictos. Esta ampliación de la perspectiva que el paciente tiene de sí mismo puede provocar la evocación del recuerdo perdido. Cuando se produce la comprensión psicológica de los determinantes del olvido éste puede desvanecerse y, en consecuencia, advenir el recuerdo.

Si el recuerdo ha desaparecido de la mente para preservar a la persona del sufrimiento que le provocaba, es necesario que el estado mental cambie. Es necesario que la realidad que sostiene el olvido pueda ser vista con otros ojos. Esta nueva mirada debe estar configurada por una nueva manera de sentir y, por tanto, de sentir el dolor. Si no he de temer nada, no es necesario que me defienda. Se estaría produciendo un cambio en la dimensión implícita de la mente y, por tanto, una flexibilización de la memoria implícita.

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