La elección de un coach y de un psicoterapeuta presupone la necesidad de ayuda. Es necesario saber qué caracteriza la profesión del coach así como la del psicoterapeuta para poder elegir con mayor conocimiento. Igualmente, es conveniente conocer los procesos de acreditación profesional que se requieren para practicar tanto la psicoterapia como el coaching, a nivel estatal, europeo e internacional. El coaching va a requerir una demanda de mejoramiento personal, mientras que la psicoterapia va a requerir una demanda por presencia de malestar personal que limita el desenvolvimiento óptimo en la vida cotidiana.
Cuando una persona siente que necesita ayuda puede tener la duda respecto de a qué profesional dirigirse: coach o psicoterapeuta, ¿a quién me dirijo? Cada uno podrá elegir lo que desee. Ciertamente, según se viva la necesidad de la ayuda la propia persona se puede orientar, mínimamente. Este artículo pretende clarificar las similitudes y las diferencias de ambos profesionales y, en consecuencia, las diferencias que se derivan de sus prácticas profesionales.
Así, sin más, hay que decir que un coach es alguien que atiende a sus clientes -llamados coachees- con la expectativa de ayudarlos a mejorar. Mejorar en sus desenvolvimientos personales o profesionales; la diferencia radicará en las expectativas del coachee. Cuando el coachee pretende la mejora de sus actitudes en el ámbito personal, estaríamos ante un coaching de desarrollo personal. Cuando el coachee focaliza su mejoramiento en el ámbito profesional, ante un coaching profesional. Ciertamente, se puede argüir que trabajar en un ámbito puede llevar a trabajar en el otro. Sin olvidar el coaching dirigido al desarrollo organizacional.
La profesión de coach no está regulada legalmente. Así, podríamos afirmar que, hoy en día, ser coach no es una actividad que requiere de mucha formación; claro está, depende de con qué se haga la comparación. Las organizaciones nacionales o internacionales que avalan estándares de formación de los coach ofrecen certificaciones de acreditación en función de una formación específica en coaching. En principio, cualquier persona pueda hacer esa formación, sin excesivos requisitos previos. De ahí que abunden tantas personas que se denominen a sí mismas coach.
A nivel estatal existe la Asociación Española de Coaching (ASESCO) que acredita programas formativos en coaching, programas que se realizan en diferentes centros privados. ASESCO está vinculada a la normativa de la International Coaching Federation (ICF) o de la European Coaching Association que -dicho sea de paso- no forma parte de la ICF. Las certificaciones que ofrecen estos organismos pueden ser de tres niveles distintos: en ASESCO, ACC (coach asociado certificado), PCC (coach profesional certificado) y MCC (coach master certificado). En ICF, ACTP (Aproved coach specific training hours) y ACSTH (Accredited coach training program).
También es verdad que, desde hace unos años, los psicólogos, es decir, aquellos profesionales que han estudiado la carrera universitaria en Psicología, en las facultades correspondientes, pueden especializarse en la metodología específica del coaching. En el Col·legi Oficial de la Psicología de Catalunya existe, de hecho, una sección específica de psicólogos que practican el coaching; los rudimentos de la cual se iniciaron en el año 2011. A nivel internacional, ya desde 2006 se había creado la International Society for Coaching Psychology a partir de la 1st International Coaching Psychology Conference; que se realizó en London, en Diciembre de 2006.
Por lo tanto, es evidente que existen dos tipos de coach entre los que practican coaching; aquellos que se han acreditado como coach con posterioridad a la obtención del grado universitario en psicología, y aquellos que no tienen esa condición previa. En otras palabras, existen los coach, sin más, y los psicólogos coach. Sin olvidar que no todos los que se dicen a si mismos coach puedan estar acreditados o no.
Un psicoterapeuta es un profesional, habitualmente psicólogo, y en menor medida, psiquiatra, que ha realizado una preparación específica acreditada para la práctica de la psicoterapia.
El psicoterapeuta atiende a sus clientes -o pacientes- con la expectativa de que mejoren en su malestar. El malestar del paciente que se dirige a un psicoterapeuta puede manifestarse de distintas maneras y promover su consulta: síntomas de ansiedad, de depresión, obsesiones, comportamientos adictivos, desorientación, insatisfacción, sentimientos de tristeza o de soledad, etc.
La intervención del psicoterapeuta pretenderá ayudar al paciente a recuperar un supuesto estado de bienestar perdido, en el mejor de los casos. Hay personas que arrastran un sufrimiento que es crónico y el supuesto bienestar anterior perdido no se visualiza fácilmente. La técnica psicoterapéutica es bastante diversa, aunque puede agruparse en escuelas teórico-técnicas que avalan un proceder distinto entre unas y otras. Se habla de la existencia de alrededor de 400 tipos diferentes de psicoterapias, que se inspiran en 4 o 5 tradiciones psicoterapéuticas.
En nuestro país no existe una regulación legal sobre la profesión de psicoterapeuta, a diferencia de otros países. En Alemania y Austria, por ejemplo, se puede estudiar el grado universitario en Psicoterapia, en España, no. En España, existen procesos de acreditación homologados, algunos, por las instituciones europeas, que definen los mínimos necesarios para acreditarse como psicoterapeuta. Pero siempre, con posterioridad a la obtención del grado universitario, o en psicología o en medicina.
El organismo que unifica, a nivel estatal, los procesos formativos de acreditación en psicoterapia es la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapia (FEAP). A su vez, la FEAP es miembro de la European Association for Psychotherapy (EAP). Además existe el World Council for Psychotherapy (WCP) que promueve el World Certificate of Psychotherapy.
Los psicólogos, de manera específica, pueden obtener el reconocimiento como psicoterapeutas si se ajustan a los criterios de la European Federation of Psychologists’ Associations (EFPA). Sin olvidar, tampoco, que habría un porcentaje de psicólogos que no estarían reconocidos a ese nivel.
Coach o psicoterapeuta, ¿a quién me dirijo? Quizás se podría responder con una pregunta previa, todavía: ¿psicólogo o no psicólogo? Es decir, ¿coach psicólogo o coach? ¿psicoterapeuta psicólogo o psicoterapeuta? La respuesta la debe determinar cada cual, en base a sus posibilidades de comprensión y de decisión.
Es verdad que si el que tiene que decidir cómo responder a la pregunta mira hacia dentro de si mismo quizás pueda clarificarse mínimamente. Si lo que prima es la sensación de no sentirse bien; de tener la impresión de que en la propia vida hay cosas que no funcionan como uno querría; de que no se trata de mejorar las propias condiciones vitales, sino de que uno siente que algo no va bien dentro de uno; quizás sería más adecuado pensar en una intervención de ayuda psicológica como es la que puede brindar un psicoterapeuta.
Por otro lado, si mirando hacia dentro de sí, lo que se percibe es una sensación de suficiente bienestar; en los distintos ámbitos de la vida personal, laboral, etc.; pero se tiene la necesidad de optimizar los propios recursos, de manera focalizada a un ámbito u otro de la propia vida; sin deseo de profundizar en la comprensión amplia de lo que genera el estado de vida que tiene esa persona; quizás el coaching podría ser una opción.
Resumiendo, si la expectativa es profundizar en el conocimiento de si mismo, generosamente, sin demasiadas limitaciones o focalizaciones en esta o aquella cuestión; quizás la psicoterapia sería una buena opción. Si la pregunta va de la mano del deseo de saber ¿por qué me pasa lo que me pasa? Es más, quizás el deseo inicial de querer mejorar en un ámbito concreto de la propia vida, que podría ser susceptible de abordaje coaching; -o no sólo de coaching-, podría despertar, posteriormente, la pregunta ¿por qué creo que quiero optimizar este o aquel aspecto de mi vida? Cuando estamos ante la pregunta ¿por qué? habría que pensar mejor en la psicoterapia y, por descontado, en el psicólogo.
Para acabar hay que recordar el significado de cada uno de los términos. Coaching significa “entrenamiento”, “adiestramiento”, “preparación”, es decir, enseñar a ser diestro en algo, capacitando, habilitando. Como “preparación”, se entiende disponer las cosas con relación a un fin. La definición de la ICF lo concibe como una alianza entre el coach y el coachee. El objetivo: generar un proceso reflexivo, provocador y creativo que inspire y maximice el potencial personal y, consecuentemente, el sentimiento de bienestar.
Psicoterapia, por otro lado, significa “tratamiento psicológico”, es decir, tratamiento colaborativo entre la persona del paciente y la del psicoterapeuta. ¿De qué modo? A través del diálogo que haga aflorar la identificación de los patrones de pensamiento y de comportamiento que promueven el malestar y el sufrimiento. Se trata, en psicoterapia, de revisar cómo se despliega la vida del paciente, en su suceder cotidiano. Y de indagar respecto a lo que está provocando este o aquel malestar. Secundariamente, el paciente puede sentir que mejora su bienestar vital cuando comprende las condiciones del malestar, primero, y cuando implementa modificaciones en su vida, después. Especialmente en psicoterapia analítica.