Siento ansiedad, ¿tengo un trastorno de ansiedad?

Sentir ansiedad es algo que forma parte de la humana existencia, sin embargo, no todo sentimiento de ansiedad remite a un trastorno de ansiedad.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad puede ser una respuesta emocional compleja a situaciones de tensión y de estrés. Así, puede ser una respuesta adaptativa a una situación percibida como amenazante. Ante una circunstancia estresante la persona puede presentar una reacción de alarma, en forma de ansiedad. ¿En qué puede consistir esa reacción? Por un lado, la persona puede identificar en su mente una cierta tensión, nerviosismo, temor, miedo, angustia; por otro lado, puede identificar en su cuerpo una reacción somática como sudoración, aumento del latido cardíaco, enrojecimiento facial, tics, debilidad, mareo, opresión en el pecho, dolor estomacal, urgencia urinaria, temblores, parestesias, etc…

En realidad, la ansiedad, dispara en el organismo psicofísico una reacción que es propia de la hipervigilancia ante una situación de amenaza, percibida así, por la persona que la sufre; aunque, externamente a ella, no haya un monto de amenaza objetiva que la justifique. El cuerpo de la persona que se siente amenazada por esas condiciones estresantes, las que sean, secreta cortisol, la hormona del estrés; el cortisol aumenta la tasa de glucosa en sangre, mejora el uso de glucosa en el cerebro e incrementa la disponibilidad de sustancias que reparan los tejidos. Este hecho biológico se puede entender como una manera que el organismo ofrece para prepararse a enfrentar o a protegerse de la situación estresante.

¿Qué es un trastorno de ansiedad?

Las reacciones de ansiedad son concurrentes con múltiples trastornos mentales e incluso con enfermedades somáticas. Así, la ansiedad, entendida como síntoma psicopatológico, y no sólo como una reacción adaptativa puntual, se puede encontrar en diversos trastornos. A menudo, los médicos de la atención primaria de salud, identifican síntomas de ansiedad en una variedad de pacientes que les consultan que presentan enfermedades orgánicas.

Rostro de mujer angustiada

La ansiedad, como síntoma, puede estar presente en trastornos mentales menores y en trastornos mentales severos, así como en cuadros psicopatológicos agudos o crónicos. En consecuencia, la pericia del clínico tendrá que saber diferenciar si la sintomatología del caso obedece a un trastorno de ansiedad, en sus múltiples formas, o si es un síntoma dentro de otro trastorno mental. Al clínico se le impone hacer el diagnóstico diferencial con los distintos cuadros psiquiátricos: cuadros psicóticos, como la esquizofrenia; cuadros afectivos, como la depresión mayor; los trastornos adaptativos que cursan con ansiedad; los trastornos de personalidad que presentan ansiedad (paranoide, evitación, límite, histriónico u otros); los cuadros mentales orgánicos; el síndrome de La Tourette; los trastornos mentales inducidos por tóxicos y, en particular, las reacciones de abstinencia.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) considera que más de 260.000 millones de personas en el mundo presenta un trastorno de ansiedad.

¿Cuándo podemos pensar que estamos ante un trastorno de ansiedad?

Cuando los síntomas de ansiedad, tanto en su vertiente emocional como somática, se muestran de manera persistente, sin que se pueda entender que son reactivos a situaciones ansiógenas puntuales, podemos pensar que estamos ante un trastorno de ansiedad.

Los trastornos de ansiedad se caracterizan por el temor persistente a una situación, determinada o indeterminada. Este miedo es registrado por la consciencia de la persona que lo sufre, que puede ser reconocido como exagerado e irracional, y provoca intentos de evitación de esa situación ansiógena.

La ICD-11 (International Classification of Diseases 11th; en castellano, Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE)), que ya va por la 11ª edición, desde 2018, concretamente en su capítulo 6, se refiere a los trastornos de ansiedad, así:

Los trastornos de ansiedad y relacionados con el miedo se caracterizan por miedo y ansiedad excesivos y problemas de comportamiento relacionados, con síntomas que son lo suficientemente graves como para provocar un malestar o deterioro significativos en el funcionamiento personal, familiar, social, educativo u otras áreas importantes. El miedo y la ansiedad son fenómenos estrechamente relacionados; el miedo representa una reacción a la amenaza inminente percibida en el presente, mientras que la ansiedad está más orientada hacia el futuro, refiriéndose a la amenaza anticipada percibida.

Más o menos, con otras palabras, se afirma lo mismo en el el DSM-5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders; en castellano, Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales, de 2013, de la Asociación Americana de Psiquiatría, que va por la Actualización 5ª).

¿Existen clases de trastornos de ansiedad?

El miedo característico del trastorno de ansiedad va a determinar el subtipo de trastorno que se manifiesta. Cuando la persona reconoce el estímulo concreto que despierta su temor, es decir, cuando se trata de una situación determinada, hay que pensar en fobias. Si no se reconoce lo que causa la angustia, hay que pensar en un trastorno de ansiedad generalizado o bien, en un ataque de pánico. También se consideran trastornos de ansiedad el trastorno obsesivo compulsivo y el trastorno por estrés postraumático. Además se considera un trastorno de ansiedad inespecífico aquel que no encaja en las categorías principales.

Tratamiento de los trastornos de ansiedad.

Existen diversos tipos de tratamiento de los trastornos de ansiedad. En nuestro Sistema Nacional de Salud existe una Guía de Práctica Clínica para el Manejo de Pacientes con Trastornos de Ansiedad en Atención Primaria, publicado por el Ministerio de Sanidad y Consumo, cuya actualización está pendiente de publicación. La Guía constata como el tratamiento de los trastornos de ansiedad se puede realizar desde la perspectiva psicológica o desde la terapéutica psicofarmacológica. En algunos casos, especialmente en la sanidad pública, algunos pacientes realizan una terapia combinada a base de psicoterapia y de medicación.

El acceso a la terapéutica psicofarmacológica es relativamente accesible para la mayoría de pacientes. Basta con acudir al médico de cabecera, al especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, para poder disponer de una medicación conducente a paliar los efectos desagradables del trastorno de ansiedad. En muchos casos, dependiendo de la intensidad de los síntomas, es un buen recurso. No obstante, la experiencia clínica informa de que muchos pacientes se resisten a la medicalización y prefieren la terapéutica psicológica. Para ellos la terapéutica psicológica pudiera ser la indicación preferente.

Terapia psicofarmacológica para los trastornos de ansiedad.

La terapia psicofarmacológica de los trastornos de ansiedad, en sus diversas manifestaciones, es un abordaje que se centra en el control de los síntomas en vistas a su reducción, como mínimo, o a su desaparición, en el mejor de los casos. Está claro que este tipo de abordaje sólo puede llevarse a cabo por parte de los profesionales de la sanidad, médicos; en un elevado porcentaje, los médicos especialistas en medicina familiar y comunitaria, al estar situados en la puerta de entrada del sistema de salud pública, son una buena parte de los que prescriben los tratamientos medicamentosos. Los médicos especialistas en Psiquiatría son los que tienen la formación especializada para realizar la indicación y la supervisión del tratamiento psicofarmacológico en óptimas condiciones.

Terapia psicológica de los trastornos de ansiedad.

Existen diversas modalidades de tratamiento psicológico de los trastornos de ansiedad. En realidad, en función de la comprensión que se tiene de la psicología humana, de la mente humana, se aborda su trastorno mental desde una u otra técnica de tratamiento. Las escuelas de tratamiento imperantes son: la psicoanalítica, en sus múltiples variantes (psicoterapia breve, mentalización, psicoterapia psicoanalítica, etc..); la que deriva de la psicología humanista en sus diferentes desarrollos; la que deriva de la escuela sistémica con sus distintos enfoques; los tratamientos de estirpe conductual, que son las terapias denominadas de primera generación; las terapias cognitivo-conductuales, de segunda generación; las terapias cognitivo conductuales de tercera generación (terapia de aceptación y compromiso, terapia cognitiva basada en mindfulness, terapias contextuales, etc..).

Paciente con psicólogo

La terapia psicoanalítica tiene una solvencia acreditada por años y años de sostenimiento en el tiempo, prácticamente desde principios del siglo pasado hasta la actualidad, con las adaptaciones que los cambios culturales han ido requiriendo; así como por el progreso de la comprensión de la mente y del comportamiento humanos que la investigación científica ha ido ampliando.

La perspectiva psicoanalítica, en realidad, integra en su quehacer los distintos vértices que remarcan otras terapéuticas. Así, el abordaje de la terapia analítica apunta tanto al malestar del síntoma ansioso como a su significado, es decir, a la elucidación de lo que son sus detonantes, sus contextos de aparición y de mantenimiento. La comprensión de la función que los síntomas de ansiedad representan en la vida de la persona que los padece ha de conducir a su enfrentamiento y, en el mejor de los casos, a su desaparición. Desde la visión psicoanalítica los síntomas expresan un sufrimiento que la persona no puede ni entender ni enfrentar. El tratamiento le ha de ayudar a hacerse cargo de lo que le pasa.

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