Motivos de consulta psicológica frecuentes.

En la consulta psicológica de los adultos, jóvenes o mayores, encontramos motivos de consulta que se repiten año tras año, de unas personas a otras; como si se tratara de cuestiones que generan malestar psicológico de la misma manera, aunque se materialice en personas distintas. ¿Cuáles son los motivos de consulta psicológica más frecuentes?

Los motivos de consulta van desde el malestar con uno mismo hasta el malestar en la relación con el exterior a uno mismo; sea en el ámbito de las relaciones interpersonales, las relaciones familiares, las sentimentales, la profesión, los estudios, etc. Ciertamente, a menudo sucede que un malestar que se inicia, supuestamente, en un polo, después resuena en el otro y viceversa.

Motivos frecuentes de consulta psicológica por malestar con uno mismo.

En la consulta nos encontramos, a menudo, con demandas que  provienen de la consciencia de malestar con uno mismo: en la introspección consigo mismo, el paciente se encuentra descontento respecto de la visión que tiene de sí. Este disgusto consigo mismo puede que sea temporal, agudo, o que sea crónico, que esté largamente instaurado en la vida de la persona. El sujeto confiesa “no estar bien o no sentirse bien consigo mismo”. La mirada que se dirige a si mismo es una mirada que le devuelve una autocrítica, por la manera como se desenvuelve en la vida; por cómo reacciona ante determinadas eventualidades, en su interacción con el mundo, o sencillamente, por cómo siente su apariencia o sus actitudes ante la vida; entre otras, intransigencia, explosiones de ira, inhibiciones, perfeccionismo, bloqueos, sentimientos de culpa, desesperanza, desconfianza, aislamiento, pesimismo, etc. Veamos qué motivos de consulta psicológica frecuentes tienen que ver con el malestar consigo mismo.

Tipos de malestar.

Es muy frecuente encontrar quejas del estado de ánimo: la persona se levanta por la mañana y no tiene energía para empezar el día; o no encuentra motivación de enfrentar lo que le espere enfrentar en su jornada diaria. A veces, no se percibe al empezar el día sino que va haciéndose evidente a lo largo del mismo o, incluso, al finalizarlo. La persona puede sentir un vacío respecto de su existir; se puede sentir un desinterés por lo que hasta el momento le había interesado en su vida; en ocasiones este desánimo puede promover hipersomnia.

Hombre pensativo

Muy frecuente también, la sensación de soledad y de tristeza. Como si se sintiera que no hay alguien fuera de si en quien confiar, con quien descansar, poder tener confianza, etc. Hay grados, naturalmente, de este sentimiento que puede despertar una intensa desesperanza en los casos más graves. 

En otras ocasiones el sufrimiento tiene aspecto de ansiedad, de tensión, de estrés, de insomnio. Habitualmente, en el contexto de la ocupación laboral o académica que uno sostiene, dependiendo de la edad de cada paciente. Es muy frecuente, en los pacientes que están en procesos de formación académica, la ansiedad respecto de los exámenes, y de las dificultades de concentración; igualmente frecuente, la sensación de estrés ante determinadas maneras de vivir la responsabilidad laboral en aquellos que están insertados en el mundo del trabajo. Estos malestares tienen, siempre, sus raíces en la historia personal de cada uno. Es decir, los malestares actuales suelen asentarse en malestares previos. En algunos pacientes esta ansiedad se manifiesta en forma de alteración de la conducta alimentaria, o por ingesta reiterada, o por restricción. En otros, la ansiedad no llega a manifestarse como tal, porque se anestesia con el consumo de tóxicos: alcohol, drogas. 

Motivos frecuentes de consulta psicológica por malestar en las relaciones.

Otros sujetos consultan al psicólogo ante la consciencia clara de tener un sufrimiento que viene provocado en su interacción con las otras personas. Aquí caben la inmensa mayoría de las demandas de atención psicológica, tanto si se inscriben en una modalidad de consulta que podríamos denominar adaptativa; como si se trata de síntomas que cabe entender como formando parte de una situación de trastorno mental, de mayor o menor calado. Veamos qué motivos de consulta psicológica frecuentes tienen que ver con el malestar en las relaciones.

Malestar por causa de la relación sentimental.

Una causa de consulta psicológica frecuentísima es la que viene motivada por relación sentimental que el sujeto sostiene con otra persona; o a veces, con otras personas. En un extremo se dan las consultas porque la relación que se mantiene con la pareja promueve distintos grados de displacer; por ejemplo, por las dificultades de complementariedad o por la dinámica tóxica que se establece entre ambos protagonistas de la relación. En este sentido, aparecen frecuentemente los celos como inductores de cierto grado de discusión en la relación y de la consiguiente limitación vital. Ciertamente, no hemos encontrado, en consulta, ninguna circunstancia de relación poliamorosa, o de relación sentimental abierta, que no haya sido causante de sufrimiento o para unos o para otros. Lo mismo que la infidelidad en una relación diádica.

Pareja en conflicto

En el otro extremo, está la consulta al psicólogo, cuando la relación sentimental se ha interrumpido eventualmente o acabado definitivamente. Podemos constatar, año tras año, como las rupturas sentimentales promueven malestar emocional que tiene dimensiones muy dispares, de unas personas a otras. Evidentemente, en función de la significación que la persona asigne a la relación sentimental la reacción de sufrimiento va a ser distinta. En general, se da en una elevada proporción un dolor emocional, sobre todo cuando se presenta ante uno mismo el sentimiento de ser abandonado. Otras veces, en el otro polo, la consulta se da a pesar de que la ruptura promueve una liberación del que se separa; porque la persona separada necesita reorganizar su existencia. No es necesario insistir como las rupturas sentimentales pueden desencadenar apariciones de auténticas reacciones psicopatológicas o de corte depresivo o de corte ansioso, mayoritariamente.

Malestar por razón de las relaciones interpersonales.

En otro perfil de consulta nos encontramos con pacientes que demandan atención profesional ante un malestar que tiene que ver con las relaciones interpersonales; es decir, con su manera de vivir la relación con los demás. Podemos encontrarnos ante un sufrimiento que gira en torno a una ansiedad por tener que interactuar con los otros, una sensación de tensión emocional, o un sentimiento de vergüenza, o de sentirse inadecuado o hasta criticado   que dificulta la tranquilidad del intercambio. En ocasiones este sufrimiento puede acabar en reacciones de naturaleza psicopatológica ansiosa o fóbica, que en los casos graves provoca aislamiento social. 

Estas tensiones relacionales aparecen de manera manifiesta con aquellos sujetos con quienes hemos de compartir nuestra existencia: compañeros de trabajo, de estudios, amistades, etc. También, el marco de la familia es un ámbito en el que se da el sufrimiento de las relaciones interpersonales. En particular, muchas consultas tienen que ver con las dificultades de entendimiento de los padres con los hijos, y viceversa; así como con los otros convivientes de los núcleos familiares, cuando los hay, los hermanos.

El sufrimiento que ocasiona el ámbito de las relaciones familiares a muchos pacientes es muy frecuente; nos encontramos con sufrimiento por desconfianza, por desamor, por falta de comunicación, por sentirse controlado, o rechazado. En algunos pacientes se da una auténtica incomunicación con algún familiar que perdura años. A veces el malestar se genera a partir de la ampliación de la familia cuando los hijos estabilizan su vida sentimental con sus parejas; las tensiones entre nueras y suegras, especialmente, es un claro motivo de sufrimiento.

Malestar provocado por la presencia de la enfermedad.

La presencia de la limitación que comporta la enfermedad, propia o ajena, es otra causa reiterada que encontramos en el malestar de nuestros pacientes. Muchas consultas también se desencadenan a partir de condiciones de enfermedad que son altamente incapacitantes; hay pacientes que tienen que interrumpir su vida laboral, frecuentemente, a causa de la invalidez que les despierta su enfermedad degenerativa; del tipo que sea, tanto si se manifiesta de forma insidiosa como si lo hace de forma brusca.

Las enfermedades que se declaran en las personas significativas, familiares o amigos, promueven otra buena parte de las consultas al especialista en salud mental. Cuanto más invasiva es la enfermedad, cuanto más modifica las condiciones en las que se ha desarrollado la convivencia, más motivo de sufrimiento promueve; en algunos casos, la enfermedad acaba con la vida de ese familiar. En esas circunstancias, de duelo, se promueven, también, las consultas al psicólogo. Hoy en día hay que añadir que la enfermedad y, sobre todo, la muerte de las mascotas también genera procesos de duelo y de consulta. 

Todos estos motivos frecuentes de consulta psicológica pueden ser atendidos por profesionales cualificados con un innegable provecho para una gran mayoría de pacientes. La psicoterapia ha acreditado su eficacia en la comunidad científica desde hace décadas ya. La psicoterapia psicoanalítica, para aquellos pacientes que la aprecian, también es de gran utilidad. Pero en otras ocasiones otros formatos de atención psicológica también pueden resultar beneficiosos para distintas personas con distintos motivos de consulta y con distintos malestares.   

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