Supervisión psicoanalítica, sí, ¿pero de qué? Usualmente, la supervisión es una práctica que ofrece un profesional del psicoanálisis a quien espera comprensión de una relación interpersonal; habitualmente, la interacción que se produce entre los participantes de una situación clínica, entre un profesional de la salud y un cliente. Es frecuente, en los profesionales del ámbito de la salud, o de la salud mental. De manera específica, son los profesionales de la salud mental que practican la psicoterapia de inspiración psicoanalítica los que la suelen demandar ¿Qué se puede esperar de la supervisión psicoanalítica?
La supervisión psicoanalítica puede ser de utilidad para diferentes encuadres de tratamiento psicológico; incluso, puede emplearse para situaciones profesionales no psicoterapéuticas. Se puede destinar al análisis y a la comprensión de la realidad del funcionamiento de cualquier tipo de interacción de un equipo de profesionales; preferentemente, que se dedique a la atención a personas que demandan algún tipo de asistencia, sanitaria, social, educacional, etc.
¿A qué va dirigida la supervisión? La supervisión tiene una finalidad de formación del profesional. Se trata, pues, de una experiencia docente, la que se da entre un supervisor y un supervisando. Esta experiencia, no obstante, tiene unas características que la diferencian de otras experiencias de formación ¿En qué sentido? ¿Qué se puede esperar de la supervisión psicoanalítica?
La supervisión psicoanalítica apunta hacia la comprensión de la interacción de, al menos, dos personas que se encuentran y dialogan con alguna expectativa; habitualmente, una busca a la otra para recibir algún tipo de ayuda, fundamentalmente, psicológica. Esta ayuda psicológica suele tener el formato de asistencia psicológica en la modalidad de tratamiento psicoterapéutico en sentido amplio. En toda relación asistencial, se van a instrumentar comunicaciones que van a estar configuradas tanto por el lenguaje verbal, como por el no verbal.
La supervisión psicoanalítica apunta a la escucha atenta del lenguaje verbal del paciente, así como al lenguaje no verbal; siempre, vehiculados a través de la información verbal y no verbal que el supervisando expresa en la supervisión. Para este fin suele ser necesario que la supervisión psicoanalítica se apoye en la transcripción de la entrevista que quiere ser llevada a la supervisión para su comprensión.
La relación asistencial mueve emociones, necesariamente, tanto en el paciente como en el profesional, que la supervisión puede ayudar a identificar y a integrar en la realidad de la interacción personal; con la expectativa de poder entender y descifrar aquello que no es visto en primera instancia por el profesional que recibe el impacto, verbal y no verbal, de su paciente o cliente.
Evidentemente, para que una supervisión pueda ser de utilidad a quien la demanda es indispensable que se pueda organizar una relación de confianza entre supervisor y supervisando. El supervisando tiene que poder depositar en la persona del supervisor una cierta ascendencia en quien confiar para poder expresar algo de la intimidad que sucede en la consulta del propio profesional con su respectivo paciente, tanto en el paciente como en el profesional. ¿Qué mueve el paciente del profesional? ¿qué emociones le despierta? ¿y qué pensamientos promueve?
La supervisión requiere de la relación de confianza para que se pueda desplegar el espacio de terceridad que le es indispensable. Para revisar, en la supervisión, lo sucedido en una situación clínica, entre paciente y profesional, hace falta poder observar. La observación sólo es posible si se crea la distancia necesaria entre lo sucedido en la realidad y lo que aparece en la supervisión; fruto de la revisión de lo que ha acontecido y de la reflexión.
Es sabido que la supervisión es uno de los pilares del trípode que la formación psicoanalítica requiere para todo profesional que quiere atender psicoanalíticamente a sus pacientes; los otros dos, son el tratamiento psicoanalítico personal y la formación teórica. Con todo, la supervisión la disfrutan muchos profesionales que no tienen ninguna expectativa de formación psicoanalítica pero que constatan el enriquecimiento que les aporta.